Los querellantes señalan que el propio autor de esta exhibición reconoce que robó las Formas Consagradas tras asistir a 242 misas en Madrid y Pamplona en las que fue a comulgar y guardó la hostia, con las que consideran que se ha cometido "un delito reiterado de profanación y un delito contra los sentimientos religiosos" recogidos el Código Penal.
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